CUIDADORES SOSTENIBLES (Cuidado del Adulto- Adulto Mayor y pacientes domiciliarios)

FUNDAMENTACIÓN

El fenómeno del envejecimiento de la población se produce por el efecto combinado del incremento de la esperanza de vida y de la reducción de la natalidad. Esto genera modificaciones en los escenarios de intervención médica, sanitaria, educativa, social y legal.

El incremento de la proporción de personas mayores de 80 años sobre el total de la población, es el principal indicador de la necesidad de desarrollo de servicios sociales y sanitarios que garanticen su bienestar. Si bien se señala que la vejez no es sinónimo de discapacidad y que la mayoría de los adultos mayores transitan la vejez libre de dependencia, después de los 80 años de edad se elevan significativamente las posibilidades de adquirir una discapacidad y con ello se registran mayores niveles de dependencia. El Censo 2010 nos arroja que, de las 378.840 personas mayores de 80, 202.929 presentan limitaciones en la actividad, es decir un 53,6 % de ellas. Asimismo, agregamos a este grupo que, por diferentes patologías, accidentes o situaciones, al Adulto joven que lo llevaron a encontrarse en similares situaciones de dependencia. En este contexto, la dependencia, entendida como la situación de necesidad en la que una persona requiere de la ayuda de otro/s para realizar las actividades de la vida diaria, se convierte en un problema importante y de gran envergadura por sus implicaciones sociales, psicológicas, económicas, políticas y familiares.

De manera que no solo el envejecimiento de la población modifica las pautas de demanda de los cuidados progresivos y prolongados, institucionales y extrainstitucionales. Si bien se evidencia que la mayor parte de la atención a los adultos y adultos mayores recae en sus familiares. Actualmente, la estructura nuclear tradicional da lugar a otras formas de organización familiar: familias resultantes de nuevos matrimonios y monoparentales; desaparición progresiva de la familia extensa (en la que conviven varias generaciones bajo el mismo techo), reemplazada por familias nucleares (en la que conviven sólo dos generaciones o solo adultos mayores bajo el mismo techo) con características de familia extensa modificada con proximidad geográfica. Los cuidados familiares no remunerados (cuidadores informales) proporcionan hasta un 90% de la atención a largo plazo en el hogar que necesitan los adultos. Los cónyuges cuidadores, en comparación con los hijos, se enfrentan a mayores desafíos, ya que son más propensos a vivir con la persona a quien cuida, tienen pocas opciones de asumir el papel de cuidador, son menos conscientes del impacto que el cuidado genera en ellos y son más vulnerables debido a su edad avanzada y a las posibles comorbilidades asociadas. De manera que la ayuda domiciliaria juega un rol fundamental para la reducción de la sobrecarga de dichos cuidadores (Adelman, 2014).

Los cambios en las estructuras familiares y la integración en el mundo laboral de las mujeres (tradicionalmente encargadas de cuidar a los miembros más débiles de su comunidad) han debilitado la capacidad de las familias, para cuidar a sus mayores. Como consecuencia, se han generado nuevos modelos de atención, generalmente centrados en la propia vivienda de las personas, evitando institucionalizaciones (Kalache, 2005). La integralidad de los programas para la asistencia, los cuidados y el apoyo a personas mayores con dependencia abarca la atención de factores sanitarios, sociales y ambientales. La variedad de servicios que involucran se caracterizan por estar centrados en satisfacer las necesidades de las personas mayores con dependencia, pero trascienden la esfera individual en todas sus dimensiones y se proyectan sobre la comunidad y la sociedad en general en procura de salvaguardar simultáneamente sus derechos, su autonomía, su capacidad de decisión y su plena integración social. Desde esta perspectiva este curso brinda herramientas de capacitación tanto para la Comunidad y/o la familia que cumplan con el rol de Cuidadores sostenibles. En este sentido, los cuidados domiciliarios juegan un papel fundamental en la atención de las personas mayores (adulto y adulto mayor) frágiles, con dificultad en su autonomía y de personas con discapacidad que requieren de apoyos sociales.